lunes, 11 de mayo de 2015

TERCER PRINCIPIO DEL ÉXITO: VIBRACIÓN

Esta ley nos dice “Todo vibra”. Si vemos la naturaleza a través de los ojos de un microscopio nos daremos cuenta que está compuesto por millones de átomos, que a su vez están compuesto por millones de partículas que están en continuo movimiento. Todo está vibrando, todo está evolucionando pero no lo vemos, es como el cabello o las uñas, no lo vemos crecer, pero está en continuo movimiento. Todo en la vida tiene una vibración, positiva o negativa, que generará CAUSAS y EFECTOS positivos o negativos. Este principio esta relacionado con la premisa científica “Lo semejante a lo semejante”.

El científico Albert Einstein demostró a la física mundial que todo en el universo es energía, incluido los seres humanos. Por tanto, todo en el universo vibra. Si nosotros, a través de nuestros pensamientos, sentimientos, acciones y palabra tenemos una vibración positiva, atraeremos situaciones positivas, porque la ciencia nos dice que lo semejante atrae a lo semejante, en cambio si continuamente estamos con vibraciones negativas atraeremos por el mismo principio científico situaciones negativas.
Esta es la explicación de aquellos días en los que decimos y sentimos que nos despertamos mal y ya nos sale todo mal a lo largo del día: se nos derrama el café, se nos estropea el coche, nos peleamos con el jefe, etc, Esta espiral la podríamos haber cortado si decidimos NO ACEPTAR esos pensamientos y sentimientos de negatividad en nuestra vida, y los sustituimos con firmeza inmediatamente en ese momento por pensamientos y sentimientos positivos, como puede ser la gratitud, dar las gracias por cosas que valoremos de nuestra vida
Nuestra forma de hablar, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos emiten una frecuencia al universo. Los estados de ánimo emiten vibraciones al universo. Y ahora te pregunto ¿Cuál cree que es la vibración que más se repite en tu estado de ánimo? Y recuerda, Lo semejante atrae a lo semejante.
Si tus pensamientos, y tus sentimientos, emiten constantemente frecuencias negativas. ¿Qué crees que estás atrayendo a tu vida? ¿Que crees que estás atrayendo a tu vida si estás continuamente criticando a los demás? ¿Si estas continuamente engañando? ¿Si estás continuamente enfadada? ¿Si estás continuamente haciendo daño a otras personas? ¿Si estás continuamente pensando que te va a ir mal la vida en el futuro? ¿Si estás continuamente hablando de forma negativa, y pregonando que tienes muy mala suerte? ¿De verdad piensas que puedes atraer situaciones positivas, y bellas?
Reflexiona sobre este razonamiento y contéstate con honradez. Yo lo hice y comprendí muchas situaciones que tenía en mi vida. Por favor compruébalo. Cuando la frecuencia es muy baja, o negativa, es la sensación de quietud, de estancamiento. Cuando la frecuencia es muy alta, es la sensación de movimiento, de progreso. Hay veces que la frecuencia es tan alta que piensas que todo está parado pero en realidad está en un movimiento muy grande, como por ejemplo las cuchillas de una batidora en funcionamiento, pero no profundizo en esto para no desviar tu atención.
Hazle a tu interior las preguntas con honradez, y espera las respuestas. Sólo tú puedes tener sinceridad con tu interior. Nadie más. Sólo tú tienes las respuestas. ¿Tu mundo está estancado o está en continuo movimiento? ¿Como sientes tú tu mundo? Con todo lo que estamos estudiando, ¿A que crees que se debe esa quietud? Compruébalo. Contéstate a las preguntas de forma sincera, y reflexiona las respuestas. Compruébalo. Reflexiona sobre el dialogo interno que tienes en tu mente cada día, reflexiona sobre las cosas que piensas, reflexiona sobre los sentimientos que tienes cada día. Sólo tu sabes que diálogo hay en tu interior.
¿Qué crees que tienen tus sentimientos, frecuencia negativa o frecuencia positiva? ¿Hay odio, rencor, envidia dentro de ti? ¿Que frecuencia te está generando esos sentimientos? ¿Por que tienes la sensación de que algunas personas estás siempre felices y le sale todo bien, y a ti no.
Contéstate a estás preguntas. Y recuerda estos dos conceptos en la reflexión, lo semejante atrae a lo semejante, y el cambio de TU VIDA pasa por la RENOVACIÓN DE TU MENTE, y la renovación de tu mente pasa por cambiar tu frecuencia de vibración. Cuando yo me contesté a todas estás cuestiones te aseguro que entendí a la perfección el rumbo que estaba cogiendo mi vida, por principio de Correspondencia que veremos a continuación. Hoy te aseguro que tengo otra vida totalmente diferente. Sólo te puedo decir que no te creas nada de lo que leas. Compruébalo TÚ.

viernes, 8 de mayo de 2015


¿PORQUÉ TRABAJAR EN RED DE MARKETING O MULTINIVEL?

Verónica Gades:
"Yo pertenezco a una red de marketing de una empresa totalmente sólida y fiable como es NuSkin. Pertenezco a ese tipo de negocios de multinivel, simplemente por el hecho de que mi triunfo ha dependido de hacer triunfar a otras personas, y ese es el mejor trabajo remunerado que puede tener un ser humano. Mi dinero es producto de lo que le he hecho bien a otras personas, que gran satisfacción ¿NO?, me dedico a hacer sonreir a la gente y a ayudar al más necesitado y por ende, el beneficio me viene a nivel económico, personal y espiritual. Quizás fue porque un día me propuse dar desde el corazón para recibir el doble universal.
Desde mi experiencia, el trabajo potencialmente enriquecedor para las personas son las redes. Si te paras a mirar, hay redes por todos sitios, todos necesitamos de todos para crecer, lo único que te impide no formar parte de la unión de otra persona, es tu propio ego y no tener un objetivo o sueño tan claro como para luchar por él, es decir, te encuentras en tu centro de comodidad y te conformas con él, por ello, si no avanzas le echas la culpa a los demás o a las circunstancias que te rodean, eso es el ego.
El marketing en red, también venta directa o marketing multinivel, es el sistema más potente de libre empresa en nuestro mundo moderno y es el modelo de negocios que desde el comienzo te dá la libertad personal, el contacto humano y la capacitación propia, tiene lógica elección para mostrar y compartir.
La gente está inmersa en un caos de.... ¿vas a ganar con mi esfuerzo? sin embargo, no se dan cuentan, que una red de marketing buena, no ganas si no ayudas a los demás, es decir, o ganan todos o no gana ninguno.
El marketing en red es producto en constante evolución que supera la de los modelos de negocios anteriores al eliminar a los intermediarios, los revendedores y los aumentos de precios asociados. Al unir al fabricante con el vendedor, el marketing multinivel garantiza que no habrá ni desacuerdos ni malentendidos que puedan arruinar un negocio.
Gran parte del éxito de MLM proviene de su versatilidad, es un modelo de negocio comercial muy apropiado para cubrir una inmensa cantidad de industrias y culturas.

Materia, mente y espíritu...

Desde el momento en que tomamos conciencia del mundo que nos rodea, nos preguntamos cuál es 
nuestro lugar en él. Estas preguntas son perennes: ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es mi sitio en el
Universo?, ¿cuál es mi destino? De niños, imaginamos el futuro como una hoja en blanco en la que
podemos escribir nuestra historia. Las posibilidades son infinitas y nos sentimos llenos de energíapor
la promesa del descubrimiento y el placer de vivir inmersos en tanto potencial. Sin embargo,
conforme crecemos, «comprendemos» nuestras limitaciones y nuestra visión del futuro se constriñe.
Lo que una vez elevó la imaginación, ahora es un lastre de temor y ansiedad; lo que una vez pareció ilimitado, se vuelve estrecho y nebuloso.
Existe una forma de recuperar la vertiginosa dicha del potencial inagotable. Todo lo que se
necesita es comprender la verdadera naturaleza de la realidad, la disposición para aceptar la
interrelación e indivisibilidad de todas las cosas. Después, con la ayuda de técnicas específicas,
comprobarás cómo el mundo se abre para ti, y la buena suerte y las oportunidades, que de vez en
cuando surgían, ocurrirán con más y más frecuencia. ¿Qué tan poderoso es el sincrodestino? Ima-
gina que estás en un cuarto totalmente a oscuras y que tienes una linterna en la mano. Enciendes la
linterna y ves que hay una hermosa pintura que cuelga de la pared. Tal vez pienses: «Es una obra de
arte maravillosa, pero ¿es todo lo que hay?» En ese momento, el cuarto se ilumina desde arriba.
Miras a tu alrededor y descubres que estás en un museo de arte, rodeado por cientos de pinturas,
cada una más hermosa que la anterior. Conforme estas posibilidades se revelan, te das cuenta de
que tienes una cantidad colosal de obras de arte que puedes estudiar y amar. Dejas de estar limitado
a ver sólo una pintura iluminada por la débil luz de una linterna.
Ésta es la promesa del sincrodestino. Éste enciende las luces; nos da la capacidad de tomar
decisiones auténticas, en vez de ir por la vida adivinando ciegamente; nos permite ver significado en
el mundo, comprender la conexión o sincronicidad de todas las cosas, elegir la clase de vida que
queremos vivir y cumplir nuestro destino espiritual. El sincrodestino permite transformar nuestras
vidas de acuerdo con lo que queremos.
El primer paso para vivir de este modo consiste en entender la naturaleza de los tres niveles
de existencia.

Nivel 1: El ámbito físico

El primer nivel de existencia es el físico o material, el universo visible. Es el mundo que mejor
conocemos, al que llamamos mundo real Contiene materia y objetos con límites precisos, todo lo
tridimensional y lo que percibimos con los cinco sentidos: lo que podemos tocar, ver, escuchar, sentir,

probar u oler. Incluye nuestros cuerpos, el viento, la tierra, el agua, los gases, los animales, los 
microbios, las moléculas y las páginas de este libro. En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una
línea tan recta que la llamamos flecha del tiempo; ésta va del pasado al presente y al futuro. Lo
anterior significa que todo lo que hay en el ámbito físico tiene un principio y un final; por lo tanto, es
pasajero. Los seres sensibles nacen y mueren. Las montañas se elevan desde el núcleo líquido del
planeta, y la lluvia y el viento incesante las erosionan.
El mundo físico está gobernado por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es
predecible. La física newtoniana nos permite predecir acciones y reacciones; de modo que, cuando

una bola de billar golpea a otra con una velocidad y en un ángulo específicos, podemos anticipar
exactamente qué ruta seguirá cada una sobre la mesa. Los científicos pueden calcular con precisión
cuándo ocurrirá un eclipse solar y cuánto durará. Toda la comprensión de sentido común que tene-
mos del mundo proviene de lo que sabemos de este ámbito físico.

Nivel 2: El ámbito cuántico

En el segundo nivel de existencia, todo consiste en información y energía. Se le llama ámbito
cuántico. En este nivel todo es insustancial, lo que significa que no puede tocarse ni percibirse con
ninguno de los cinco sentidos. Tu mente, tus pensamientos, tu ego y la parte de ti que normalmente
consideras que es tu ser, son parte del ámbito cuántico. Estas cosas carecen de solidez; sin embargo
sabes que tu ser y tus pensamientos son reales. Aunque es más fácil pensar el ámbito cuántico en
términos de la mente, engloba mucho más. De hecho, todo lo que existe en el universo visible es una
manifestación de la energía y la información del ámbito cuántico. El mundo material es un
subconjunto del mundo cuántico.
Otra manera de explicarlo es que todo lo existente en el ámbito físico está hecho de

información y energía. En la famosa ecuación de Einstein, E = MC, sabemos que la energía (E) es 
igual a la masa (M) por la velocidad de la luz (C) al cuadrado. Esto nos dice que la materia (masa) y
la energía son la misma cosa, pero en manifestaciones diferentes: energía es igual a masa.
Una de las primeras lecciones de ciencia que nos enseñan en la escuela es que todo objeto
sólido está hecho de moléculas, y que éstas están formadas por unidades todavía más pequeñas
llamadas átomos. Nos explican que esta silla, aparentemente sólida, en la que estamos sentados,
está hecha de átomos tan pequeños que no pueden verse sin la ayuda de un poderoso microscopio.
Luego aprendemos que los pequeños átomos están formados por partículas subatómicas que
carecen de solidez. Son literalmente paquetes u ondas de información y energía. Esto significa que
en este segundo nivel de existencia, la silla en la que estás sentado no es otra cosa que energía e
información.
Este concepto puede ser difícil de asimilar al principio. ¿Cómo es posible que unas ondas
invisibles de energía e información se perciban como objetos sólidos? La respuesta es que los
sucesos en el ámbito cuántico ocurren a la velocidad de la luz; y a esa velocidad, nuestros sentidos
simplemente no pueden procesar todo lo que influye en nuestra experiencia sensible. Percibimos los
objetos diferentes entre sí porque las ondas de energía contienen y determinan la frecuencia o
vibración de diferentes tipos de información. Es como escuchar la radio. Si sintonizamos el 101.5 de
FM, por ejemplo, tal vez escuchemos sólo música clásica. Si cambiamos a una frecuencia de ondas
de radio ligeramente distinta, por ejemplo al 101.9 de FM, quizá escuchemos rock and roll. En función
de cómo vibra, la energía está codificada para transmitir información diferente.
De esta manera, el mundo físico, el mundo de los objetos y la materia, está hecho de
información contenida en una energía que vibra a distintas frecuencias. La razón por la que no vemos
el mundo como una enorme red de energía es porque vibra demasiado rápido. Nuestros sentidos,
que funcionan lentamente, sólo pueden registrar trozos de esta energía y actividad, y estos
conglomerados de información se convierten en la silla, en mi cuerpo, en el agua y en todos los
demás objetos físicos del universo visible.
Esto es similar a lo que ocurre cuando vemos una película. Como sabes, una película está
hecha de fotogramas individuales separados por franjas. Si viéramos la película en el carrete en una
sala de proyección, veríamos los fotogramas y las separaciones. Sin embargo, cuando vemos la
película, los fotogramas pasan tan rápido que nuestros sentidos no perciben la discontinuidad. Los
percibimos como un flujo constante de información.
En el ámbito cuántico, los trozos de campos de energía que vibran a diferentes frecuencias, y
que percibimos como objetos sólidos, forman parte de un campo de energía colectivo. Si pudiéramos
percibir todo lo que ocurre en el ámbito cuántico, veríamos que formamos parte de un gran caldo de
energía y que todas las cosas, cada uno de nosotros y todos los objetos del ámbito físico, son sólo un
conglomerado de energía que flota en este caldo de energía. En todo momento, tu campo de energía
está en contacto con el de todos los demás e influye en él; todos respondemos a esa experiencia.
Todos somos expresiones de esta energía e información. En ocasiones podemos sentir esta

conexión. La sensación normalmente es sutil, pero a veces es tangible. La mayoría hemos tenido la
experiencia de entrar en una habitación y sentir que la tensión es tal que puede cortarse con un
cuchillo, o de estar en una iglesia o un lugar sagrado y sentirnos inundados por una sensación de
paz. Esto es porque la energía colectiva del entorno se mezcla con la nuestra y lo percibimos en algún nivel.
En el ámbito físico también intercambiamos constantemente energía e información. Imagina
que estás parado en la calle y hueles el humo del cigarrillo de una persona que camina a una cuadra
de distancia. Eso significa que estás inhalando el aliento de esa persona a cien metros de distancia.
El olor es sólo un indicador que te informa que estás inhalando el aliento de otra persona. Si el
indicador no estuviera ahí, si la persona no estuviera fumando, de todos modos estarías inhalando su
aliento, sólo que sin el humo de cigarrillo no te darías cuenta. ¿Y qué es el aliento? Es el bióxido de
carbono y el oxígeno que proviene del metabolismo de cada célula del cuerpo de ese extraño. Eso es
lo que estás inhalando, del mismo modo que otras personas inhalan tu aliento. Así pues, de manera
constante, intercambiamos partes de nuestro ser, moléculas físicas y mensurables de nuestrocuerpos.
En un nivel más profundo, en realidad no hay límites entre nuestro ser y el Universo. Cuando
tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiera un límite definido entre éste y nosotros. Los
físicos dirían que percibimos la solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la so-
lidez es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos. Pero piensa
qué es un átomo. Los átomos constan de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo
rodean. No hay un caparazón rígido en su exterior, sólo una nube de electrones. Para visualizarlo,
imagina un cacahuate en medio de un estadio de fútbol. El cacahuate representa el núcleo, y el
estadio, el tamaño de la nube de electrones que lo rodea. Cuando tocamos un objeto, percibimos
solidez al contacto de las nubes de electrones. Ésa es nuestra interpretación de la solidez, dada la
sensibilidad (o relativa insensibilidad) de nuestros sentidos. Los ojos están programados para ver los
objetos como tridimensionales y sólidos. Las terminales nerviosas están programadas para sentir los
objetos como tridimensionales y sólidos. Sin embargo, en la realidad del ámbito cuántico, la solidez
no existe. ¿Hay solidez cuando chocan dos nubes? No. Se funden y se separan. Algo similar ocurre
cuando tocas un objeto. Tus campos de energía (y nubes de electrones) chocan, algunas porciones
pequeñas se funden y luego te separas. Aunque te percibes como un todo, has cedido un poco de tu
campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. Con cada encuentro
intercambiamos información y energía, y cuando nos separamos nos transformamos un poco. Aquí
podemos comprobar también cuan conectados estamos con el mundo físico. Constantemente
compartimos porciones de nuestros campos de energía, por lo que todos, en este nivel cuántico, en el
nivel de nuestras mentes y seres, estamos conectados. Todos estamos correlacionados con los demás.
Así pues, sólo en la conciencia, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de
la energía e información puras. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos ver en el ámbito cuántico, si
tuviéramos ojos cuánticos? Veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entray
sale de un vacío infinito a la velocidad de la luz. Tal como la secuencia fotograma-franja de las
películas, el Universo es un fenómeno de encendido-apagado. La continuidad y solidez del mundo
existen sólo en la imaginación alimentada por sentidos que no pueden discernir las ondas de energía
e información que conforman el nivel cuántico de la existencia. En realidad, todos entramos y        salimos
de la existencia continuamente. Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de
nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos y luego volvemos otra vez. Sólo nuestra
memoria mantiene la sensación de continuidad.
Existe una analogía que puede ilustrar este punto. Los científicos saben que los caracoles
necesitan, aproximadamente, tres segundos para registrar la luz. Imagina que un caracol me está
viendo y que salgo de la habitación y realizo una proeza en tres segundos: robo un banco y regreso.
En lo que al caracol concierne, nunca salí del cuarto; podría llevarlo a la corte y rendiría un testimonio
perfecto. Para el caracol, el tiempo que estuve fuera del cuarto caería dentro de uno de esos huecos
entre los fotogramas de la existencia discontinua. Su sentido de continuidad, suponiendo que tuviera,
simplemente no registraría el hueco de tiempo.
Así pues, la experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva
artificial, creada en la imaginación. Hay un relato zen sobre dos monjes que observan una bandera

ondear en el viento. Uno dice: «La bandera está ondeando» y el otro afirma: «No, el viento se está
moviendo». Su maestro se acerca y uno le pregunta: «¿Quién tiene razón? Yo digo que la bandera se
está moviendo; él dice que es el viento el que se mueve». El maestro contesta: «Ambos están
equivocados. Sólo la conciencia se está moviendo; cuando la conciencia se mueve, crea el mundo
con su imaginación».
La mente es un campo de energía e información. Las ideas también son energía e
información. Tú has imaginado tu cuerpo y el resto del mundo físico, al percibir el caldo de energía
como un conjunto de entidades físicas separadas. Pero ¿de dónde proviene la mente que imagina

Nivel 3: El ámbito no circunscrito

El tercer nivel de existencia es la inteligencia o conciencia. Se le ha llamado ámbito virtual, ámbito
espiritual, campo de potencial, ser universal o inteligencia no circunscrita. Aquí es donde la
información y la energía surgen de un mar de posibilidades. El nivel más fundamental y básico de la
naturaleza no es material. Ni siquiera es un caldo de energía e información; es potencial puro. Este
nivel de realidad no circunscrita opera más allá del espacio y el tiempo porque sencillamente no
existen en él. Lo llamamos no circunscrito porque no puede confinarse a un lugar. No está en ti ni
fuera de ti; simplemente es.
La inteligencia del ámbito espiritual es la que organiza el caldo de energía en entidades
conocibles. Es lo que agrupa las partículas cuánticas en átomos, los átomos en moléculas, las
moléculas en estructuras. Es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas. Puede ser
difícil asimilar este concepto. Una manera relativamente sencilla de pensar este ámbito consiste en
reconocer la naturaleza dual de tus pensamientos. Mientras lees estas palabras, tus ojos están
viendo la impresión en la página, tu mente está traduciendo la impresión a símbolos —letras y
palabras— y tratando de deducir su significado. Pero reflexiona un momento: ¿quién es el que está
leyendo?, ¿qué es esa conciencia que está detrás de tus pensamientos? Date cuenta de la dualidad
de estos procesos internos. Tu mente está ocupada decodificando, analizando y traduciendo.
Entonces, ¿quién está leyendo en realidad? Con este ligero cambio en tu atención podrás darte
cuenta de que existe una presencia interna, una fuerza que siempre vive las experiencias. Ésta es el
alma o inteligencia no circunscrita, y su vivencia tiene lugar en el nivel virtual.
Así como la información y la energía forjan el mundo físico, este ámbito no circunscrito crea y
ordena la actividad de la información y la energía. De acuerdo con el doctor Larry Dossey, exitoso
escritor y estudioso de la metafísica, los acontecimientos no circunscritos tienen tres importantes
características que los distinguen: están correlacionados de manera independiente, absoluta e
inmediata. Analicemos brevemente lo que quiere decir con esto.
El comportamiento de dos o más acontecimientos subatómicos no está determinado por las
leyes de causa y efecto; significa que un suceso no es la causa de otro, aunque el comportamiento
esté correlacionado o coordinado inmediatamente con éste. En otras palabras, parecen bailar al mis-
mo son, aunque no están comunicándose entre sí en el sentido convencional. Éste es el significado
de independiente.
La correlación entre los acontecimientos no circunscritos es absoluta, lo que significa que la
firmeza de la correlación permanece intacta, a pesar de la distancia en tiempo y espacio. Por ejemplo,
si tú y yo estuviéramos hablando en una habitación, mi voz sonaría muy diferente que si estuviéramos
en aceras opuestas en una calle. A esta distancia, mi voz sonaría mucho más débil, en el caso de
que pudieras oírme. Si estuvieras en el ámbito no circunscrito, me escucharías claramente sin
importar que yo estuviera parado a tu lado, al otro lado de la calle, a un kilómetro de distancia o,
incluso, en otro continente.
Finalmente, inmediato significa que los acontecimientos no circunscritos no requieren tiempo
de traslado. Todos sabemos que la luz y el sonido viajan a velocidades distintas y por eso vemos el
relámpago a la distancia antes de escuchar el trueno. Con los sucesos no circunscritos no hay tal
retraso, pues las correlaciones de este tipo no obedecen a las leyes de la física clásica. NO hay
señal, no hay luz y no hay sonido. No hay nada que tenga que trasladarse. Las correlaciones entre
los acontecimientos que suceden en el nivel no circunscrito o virtual, ocurren al instante, sin causa y

sin debilitarse a través del tiempo o la distancia. La inteligencia no circunscrita está en todas partes a
la vez, y puede causar múltiples efectos simultáneos en varios lugares. Es desde este ámbito virtual
desde donde todas las cosas están organizadas y sirneronizadas. Por lo tanto, ésta es la fuente de
las coincidencias, que son tan importantes para el sincrodestino. Cuando aprendes a vivir desde este
nivel, puedes cumplir espontáneamente todos tus deseos. Puedes hacer milagros.

Evidencias del ámbito virtual 

El ámbito virtual no es producto de la imaginación ni del anhelo de una fuerza universal más grande
que nosotros. Aunque los filósofos han discutido y debatido la existencia del espíritu durante miles de
años, no fue sino hasta el siglo XX que la ciencia pudo ofrecer pruebas de la existencia de la
inteligencia no circunscrita. Aunque la siguiente disertación es algo compleja, si la lees completa
estoy seguro de que tendrás la misma sensación de maravilla y emoción que sentí cuando supe de
esta investigación.
Tal como aprendimos en la clase de ciencias, el Universo está formado tanto de partículas
sólidas como de ondas. Nos enseñaron que las partículas eran los componentes básicos de todos los
objetos sólidos del mundo. Por ejemplo, aprendimos que las unidades más pequeñas de materia —
como los electrones del átomo—, eran partículas. Asimismo, nos enseñaron que las ondas como las
del sonido o la luz no eran sólidas. No había confusión entre las dos; las partículas eran partículas y
las ondas, ondas.
Lo que los físicos descubrieron, posteriormente, es que una partícula subatómica es parte de
lo que se conoce como paquete de onda. Aunque las ondas de energía normalmente son continuas,
con cimas y depresiones separadas uniformemente, un paquete de onda es una concentración de
energía.
(Imagina una pequeña pelota de estática con cimas y depresiones rápidas y marcadas que
representan la amplitud de la onda.)

ONDA
 
 


 


PAQUETE DE ONDA 

 
Hay dos preguntas que podemos formular sobre la partícula de este paquete de onda: 1)
¿dónde está?, y 2) ¿cuál es su velocidad? Los físicos descubrieron que podemos hacer una de estas
preguntas, pero no ambas. Por ejemplo, cuando preguntamos dónde está y circunscribimos una
onda-partícula aun lugar, entonces se convierte en una partícula. Si preguntamos cuál es su
velocidad, hemos decidido que el movimiento es el factor más importante y por tanto estamos
hablando de una onda.
De esta manera, de lo que estamos hablando, la onda-partícula ¿es una partícula o una onda?

Depende de cuál de las dos preguntas formulemos. En cualquier momento, esa onda-partícula puede
ser una partícula o bien una onda, pues no podemos conocer su ubicación y su velocidad al mismo
tiempo. De hecho, mientras no midamos su emplazamiento o su velocidad, es partícula y onda al
mismo tiempo. A esto se le conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg; se trata de uno
de los conceptos básicos de la física moderna.
Imagina una caja cerrada con una onda-partícula en su interior. Su identidad definitiva no está
determinada hasta que se le observa o mide de alguna forma. En el momento previo a la
observación, su identidad es potencial puro. Es tanto una onda como una partícula y existe sólo en el
ámbito virtual. Después de que tiene lugar la observación o la medición, el potencial se desploma y se
convierte en una entidad única, una partícula o una onda. Dado que normalmente evaluamos el
mundo a través de los sentidos, la idea de que algo puede existir en más de un estado a la vez, se
opone totalmente a lo que nos dice nuestra intuición, pero esa es la magia del mundo cuántico. Un
famoso experimento de pensamiento creado por el físico Erwin Shroedinger muestra los extraños
acontecimientos que son posibles gracias a la física cuántica. Imagina que tienes una caja cerrada
que contiene una onda-partícula, un gato, una palanca y un recipiente con la tapa suelta de comida
para gato. Si la onda-partícula se convirtiera en partícula, pondría en acción la palanca, ésta
levantaría la tapa del recipiente de comida y el gato comería. Si la onda-partícula se convirtiera en
onda, la tapa permanecería en el recipiente. Si abriéramos la caja (y por tanto hiciéramos una
observación), veríamos un recipiente vacío (y un gato feliz), o un recipiente lleno (y un gato
hambriento). Todo depende del tipo de observación que hagamos. Pero ésta es la parte que deja a la
mente atónita: antes de que veamos dentro de la caja y hagamos una observación, el recipiente está
vado y lleno, y el gato está simultáneamente satisfecho y hambriento. En ese momento, ambas
posibilidades existen al mismo tiempo. La observación es la que convierte la posibilidad en realidad.
Por increíble que suene, recientemente, los físicos realizaron un experimento que probó este
fenómeno: demostraron que un átomo cargado y no observado de berilio ¡era capaz de estar en dos
lugares al mismo tiempo!

                                                                          
Quizá lo más difícil de creer es la noción de que dos lugares distintos puede ser producto de la
percepción. En otras palabras, dos sucesos correlacionados y en dos lugares diferentes pueden ser,
de hecho, los movimientos de un solo suceso. Imagina que hay un pez en una pecera y que dos
cámaras de video están grabando sus movimientos. Las dos cámaras se ubican en ángulo recto y
proyectan sus imágenes respectivas en dos pantallas distintas, que están en otra habitación. Tú estás
sentado en esta habitación mirándolas. Observas dos peces diferentes y te sorprende que el
comportamiento de uno se correlaciona inmediatamente con el del otro. Por supuesto, tú no sabes
qué está pasando detrás de las cámaras. Si lo supieras, verías que se trata de un sólo pez. Si
colocáramos muchas cámaras en ángulos distintos y proyectáramos sus imágenes en diferentes
pantallas en la misma habitación, te sorprendería la correlación de los diferentes peces al instante.
Los grandes visionarios de las tradiciones místicas sugieren que lo que experimentamos todos
los días es una realidad proyectada, en la que los acontecimientos y las cosas sólo están separadas
en el tiempo y el espacio, de manera aparente. En el reino más profundo, todos somos miembros del
mismo cuerpo y cuando una parte del cuerpo se mueve, todas las demás son afectadas al instante.
Los científicos también proponen un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional
de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin
importar cuan distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez,
esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. La
separación puede ser sólo una ilusión. El enamoramiento en cualquiera de sus formas tiene la
capacidad de empezar a destruir esa ilusión.
Como la observación es la clave para definir a la onda-partícula como una sola entidad, Niels
Bohr y otros físicos creyeron que la conciencia era la única responsable de la mutación de la onda-
partícula. Por tanto, puede decirse que sin conciencia nada estaría definido, todo existiría sólo como
paquetes de energía potenciales o potencial puro.
Éste es uno de los puntos clave de este libro. Permíteme repetirlo porque es muy importante:
Sin la conciencia como observadora e intérprete, todo existiría sólo como potencial puro. Ese
potencial puro es el ámbito virtual, el tercer nivel de existencia. No está circunscrito; es inagotable,
infinito y abarca todas las cosas. La utilización de ese potencial es lo que nos permite hacer milagros.
Milagros no es una palabra suficientemente elocuente. Permíteme volver a la física para describir
cómo la ciencia ha documentado algunos de los asombrosos .   hechos que pueden ocurrir desde
este nivel de potencial.
Intrigado e inquieto por las posibilidades abiertas por la física cuántica, Albert Einstein diseñó

su propio experimento mental: imagina dos ondas-partículas idénticas que son disparadas en
direcciones opuestas. ¿Qué ocurre si preguntamos sobre la ubicación de la onda-partícula A y sobre
la velocidad de la onda-partícula B? Recuerda: ambas son idénticas, por lo que cualquier cálculo que
se haga sobre una, será válido para la otra, por definición. El conocimiento de la ubicación de la
onda-partícula A (que por lo tanto se ha convertido en partícula) nos indica simultáneamente la
ubicación de la onda-partícula B, que por lo mismo se convierte también en partícula.
Las consecuencias de este experimento mental, que se ha verificado matemática y
experimentalmente, son enormes. Si la observación de la onda-partícula A afecta a la onda-partícula
B, entonces hay una conexión o comunicación no circunscrita en la que se intercambia información a
una velocidad mayor que la de la luz, sin el intercambio de energía. Esto se opone totalmente al
sentido común. A este experimento mental se le conoce como paradoja Einstein-Podolsky-Rosen.
Los experimentos de laboratorio han demostrado que las leyes de la física cuántica son válidas y que
la comunicación o conexión no circunscrita es una realidad.
Permíteme intentar ilustrar la magnitud de este punto con un ejemplo que es un poco
exagerado, pero que tiene lugar en el mundo físico, por lo que sus efectos son más fáciles de
concebir. Imagina que una empresa envía simultáneamente dos paquetes idénticos, uno a mi
domicilio en California y otro a tu casa. En cada una de las cajas hay una onda-partícula
correlacionada y no observada: potencial puro. Tú y yo recibimos y abrimos los paquetes
exactamente al mismo tiempo. Justo antes de cortar la cinta y abrir las tapas, yo creo una imagen
mental de lo que quiero que contenga la caja. Cuando la abro, descubro que contiene justo lo que
imaginé: un violín. Pero ésa es sólo la mitad del milagro. Cuando tú abres tu caja, ¡también contiene
un violín! Cuando yo imaginé lo que quería que contuviera la caja, las ondas-partículas adoptaronuna
forma específica, y mi imaginación afectó la onda-partícula dé tu paquete. Podríamos repetir este
experimento una y otra vez, y siempre obtendríamos el mismo resultado: 16 que yo imaginara paramí
sería igualado para ti en ese preciso instante. Y no sólo puedo influir en la forma de un grupo de
ondas-partículas, sino que, de alguna manera, éstas son capaces de comunicar a través de la
distancia entre mi casa y la tuya, la forma que están tomando a una velocidad mayor que la de la luz.
A esto se refiere la comunicación o correlación no circunscrita.

 
En una prolongación de esta investigación, también se demostró la existencia de la comunicación no
circunscrita en las personas. En el famoso experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987,los
científicos utilizaron un aparato llamado electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de
parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación
entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas
personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que
era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente

vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos. 
Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas,
cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con
la otra. La persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos
de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados.
Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también
mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados
de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un
nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables
en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le
sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea.
Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que
ocurre en el ámbito virtual, el nivel del espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo
ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Lo hemos
visto operar en el nivel de las partículas subatómicas —el componente básico de todas las cosas—, y
lo hemos visto conectar a dos personas en un nivel que trasciende las divisiones. Sin embargo, no es
necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. Las pruebas
están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.

Segundo principio del éxito: Descubro mi yo no circunscrito a traves del espejo de relaciones.


Sutra: Tat Tvam Asi
Me veo en los demás y veo a los demás en mí mismo
 
Desde el momento en que tomamos conciencia del mundo que nos rodea, nos preguntamos cuál es
nuestro lugar en él. Estas preguntas son perennes: ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es mi sitio en el
Universo?, ¿cuál es mi destino? De niños, imaginamos el futuro como una hoja en blanco en la que
podemos escribir nuestra historia. Las posibilidades son infinitas y nos sentimos llenos de energía por
la promesa del descubrimiento y el placer de vivir inmersos en tanto potencial. Sin embargo,
conforme crecemos, «comprendemos» nuestras limitaciones y nuestra visión del futuro se constriñe.
Lo que una vez elevó la imaginación, ahora es un lastre de temor y ansiedad; lo que una vez pareció
ilimitado, se vuelve estrecho y nebuloso.
Existe una forma de recuperar la vertiginosa dicha del potencial inagotable. Todo lo que se
necesita es comprender la verdadera naturaleza de la realidad, la disposición para aceptar la
interrelación e indivisibilidad de todas las cosas. Después, con la ayuda de técnicas específicas,
comprobarás cómo el mundo se abre para ti, y la buena suerte y las oportunidades, que de vez en
cuando surgían, ocurrirán con más y más frecuencia. ¿Qué tan poderoso es el sincrodestino? Ima-
gina que estás en un cuarto totalmente a oscuras y que tienes una linterna en la mano. Enciendes la
linterna y ves que hay una hermosa pintura que cuelga de la pared. Tal vez pienses: «Es una obra de
arte maravillosa, pero ¿es todo lo que hay?» En ese momento, el cuarto se ilumina desde arriba.
Miras a tu alrededor y descubres que estás en un museo de arte, rodeado por cientos de pinturas,
cada una más hermosa que la anterior. Conforme estas posibilidades se revelan, te das cuenta de
que tienes una cantidad colosal de obras de arte que puedes estudiar y amar. Dejas de estar limitado
a ver sólo una pintura iluminada por la débil luz de una linterna.
Ésta es la promesa del sincrodestino. Éste enciende las luces; nos da la capacidad de tomar
decisiones auténticas, en vez de ir por la vida adivinando ciegamente; nos permite ver significado en
el mundo, comprender la conexión o sincronicidad de todas las cosas, elegir la clase de vida que
queremos vivir y cumplir nuestro destino espiritual. El sincrodestino permite transformar nuestras
vidas de acuerdo con lo que queremos.
El primer paso para vivir de este modo consiste en entender la naturaleza de los tres niveles
de existencia.
Nivel 1: El ámbito físico

El primer nivel de existencia es el físico o material, el universo visible. Es el mundo que mejor
conocemos, al que llamamos mundo real Contiene materia y objetos con límites precisos, todo lo
tridimensional y lo que percibimos con los cinco sentidos: lo que podemos tocar, ver, escuchar, sentir,

probar u oler. Incluye nuestros cuerpos, el viento, la tierra, el agua, los gases, los animales, los 
microbios, las moléculas y las páginas de este libro. En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una
línea tan recta que la llamamos flecha del tiempo; ésta va del pasado al presente y al futuro. Lo
anterior significa que todo lo que hay en el ámbito físico tiene un principio y un final; por lo tanto, es
pasajero. Los seres sensibles nacen y mueren. Las montañas se elevan desde el núcleo líquido del
planeta, y la lluvia y el viento incesante las erosionan.
El mundo físico está gobernado por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es
predecible. La física newtoniana nos permite predecir acciones y reacciones; de modo que, cuando

una bola de billar golpea a otra con una velocidad y en un ángulo específicos, podemos anticipar
exactamente qué ruta seguirá cada una sobre la mesa. Los científicos pueden calcular con precisión
cuándo ocurrirá un eclipse solar y cuánto durará. Toda la comprensión de sentido común que tene-
mos del mundo proviene de lo que sabemos de este ámbito físico.
Nivel 2: El ámbito cuántico

En el segundo nivel de existencia, todo consiste en información y energía. Se le llama ámbito
cuántico. En este nivel todo es insustancial, lo que significa que no puede tocarse ni percibirse con
ninguno de los cinco sentidos. Tu mente, tus pensamientos, tu ego y la parte de ti que normalmente
consideras que es tu ser, son parte del ámbito cuántico. Estas cosas carecen de solidez; sin embargo
sabes que tu ser y tus pensamientos son reales. Aunque es más fácil pensar el ámbito cuántico en
términos de la mente, engloba mucho más. De hecho, todo lo que existe en el universo visible es una
manifestación de la energía y la información del ámbito cuántico. El mundo material es un
subconjunto del mundo cuántico.
Otra manera de explicarlo es que todo lo existente en el ámbito físico está hecho de

información y energía. En la famosa ecuación de Einstein, E = MC, sabemos que la energía (E) es 
igual a la masa (M) por la velocidad de la luz (C) al cuadrado. Esto nos dice que la materia (masa) y
la energía son la misma cosa, pero en manifestaciones diferentes: energía es igual a masa.
Una de las primeras lecciones de ciencia que nos enseñan en la escuela es que todo objeto
sólido está hecho de moléculas, y que éstas están formadas por unidades todavía más pequeñas
llamadas átomos. Nos explican que esta silla, aparentemente sólida, en la que estamos sentados,
está hecha de átomos tan pequeños que no pueden verse sin la ayuda de un poderoso microscopio.
Luego aprendemos que los pequeños átomos están formados por partículas subatómicas que
carecen de solidez. Son literalmente paquetes u ondas de información y energía. Esto significa que
en este segundo nivel de existencia, la silla en la que estás sentado no es otra cosa que energía e
información.
Este concepto puede ser difícil de asimilar al principio. ¿Cómo es posible que unas ondas
invisibles de energía e información se perciban como objetos sólidos? La respuesta es que los
sucesos en el ámbito cuántico ocurren a la velocidad de la luz; y a esa velocidad, nuestros sentidos
simplemente no pueden procesar todo lo que influye en nuestra experiencia sensible. Percibimos los
objetos diferentes entre sí porque las ondas de energía contienen y determinan la frecuencia o
vibración de diferentes tipos de información. Es como escuchar la radio. Si sintonizamos el 101.5 de
FM, por ejemplo, tal vez escuchemos sólo música clásica. Si cambiamos a una frecuencia de ondas
de radio ligeramente distinta, por ejemplo al 101.9 de FM, quizá escuchemos rock and roll. En función
de cómo vibra, la energía está codificada para transmitir información diferente.
De esta manera, el mundo físico, el mundo de los objetos y la materia, está hecho de
información contenida en una energía que vibra a distintas frecuencias. La razón por la que no vemos
el mundo como una enorme red de energía es porque vibra demasiado rápido. Nuestros sentidos,
que funcionan lentamente, sólo pueden registrar trozos de esta energía y actividad, y estos
conglomerados de información se convierten en la silla, en mi cuerpo, en el agua y en todos los
demás objetos físicos del universo visible.
Esto es similar a lo que ocurre cuando vemos una película. Como sabes, una película está
hecha de fotogramas individuales separados por franjas. Si viéramos la película en el carrete en una
sala de proyección, veríamos los fotogramas y las separaciones. Sin embargo, cuando vemos la
película, los fotogramas pasan tan rápido que nuestros sentidos no perciben la discontinuidad. Los
percibimos como un flujo constante de información.
En el ámbito cuántico, los trozos de campos de energía que vibran a diferentes frecuencias, y
que percibimos como objetos sólidos, forman parte de un campo de energía colectivo. Si pudiéramos
percibir todo lo que ocurre en el ámbito cuántico, veríamos que formamos parte de un gran caldo de
energía y que todas las cosas, cada uno de nosotros y todos los objetos del ámbito físico, son sólo un
conglomerado de energía que flota en este caldo de energía. En todo momento, tu campo de energía
está en contacto con el de todos los demás e influye en él; todos respondemos a esa experiencia.
Todos somos expresiones de esta energía e información. En ocasiones podemos sentir esta

conexión. La sensación normalmente es sutil, pero a veces es tangible. La mayoría hemos tenido la
experiencia de entrar en una habitación y sentir que la tensión es tal que puede cortarse con un
cuchillo, o de estar en una iglesia o un lugar sagrado y sentirnos inundados por una sensación de
paz. Esto es porque la energía colectiva del entorno se mezcla con la nuestra y lo percibimos en
algún nivel.
En el ámbito físico también intercambiamos constantemente energía e información. Imagina
que estás parado en la calle y hueles el humo del cigarrillo de una persona que camina a una cuadra
de distancia. Eso significa que estás inhalando el aliento de esa persona a cien metros de distancia.
El olor es sólo un indicador que te informa que estás inhalando el aliento de otra persona. Si el
indicador no estuviera ahí, si la persona no estuviera fumando, de todos modos estarías inhalando su
aliento, sólo que sin el humo de cigarrillo no te darías cuenta. ¿Y qué es el aliento? Es el bióxido de
carbono y el oxígeno que proviene del metabolismo de cada célula del cuerpo de ese extraño. Eso es
lo que estás inhalando, del mismo modo que otras personas inhalan tu aliento. Así pues, de manera
constante, intercambiamos partes de nuestro ser, moléculas físicas y mensurables de nuestros
cuerpos.
En un nivel más profundo, en realidad no hay límites entre nuestro ser y el Universo. Cuando
tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiera un límite definido entre éste y nosotros. Los
físicos dirían que percibimos la solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la so-
lidez es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos. Pero piensa
qué es un átomo. Los átomos constan de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo
rodean. No hay un caparazón rígido en su exterior, sólo una nube de electrones. Para visualizarlo,
imagina un cacahuate en medio de un estadio de fútbol. El cacahuate representa el núcleo, y el
estadio, el tamaño de la nube de electrones que lo rodea. Cuando tocamos un objeto, percibimos
solidez al contacto de las nubes de electrones. Ésa es nuestra interpretación de la solidez, dada la
sensibilidad (o relativa insensibilidad) de nuestros sentidos. Los ojos están programados para ver los
objetos como tridimensionales y sólidos. Las terminales nerviosas están programadas para sentir los
objetos como tridimensionales y sólidos. Sin embargo, en la realidad del ámbito cuántico, la solidez
no existe. ¿Hay solidez cuando chocan dos nubes? No. Se funden y se separan. Algo similar ocurre
cuando tocas un objeto. Tus campos de energía (y nubes de electrones) chocan, algunas porciones
pequeñas se funden y luego te separas. Aunque te percibes como un todo, has cedido un poco de tu
campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. Con cada encuentro
intercambiamos información y energía, y cuando nos separamos nos transformamos un poco. Aquí
podemos comprobar también cuan conectados estamos con el mundo físico. Constantemente
compartimos porciones de nuestros campos de energía, por lo que todos, en este nivel cuántico, en el
nivel de nuestras mentes y seres, estamos conectados. Todos estamos correlacionados con los
demás.
Así pues, sólo en la conciencia, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de
la energía e información puras. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos ver en el ámbito cuántico, si
tuviéramos ojos cuánticos? Veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entra y
sale de un vacío infinito a la velocidad de la luz. Tal como la secuencia fotograma-franja de las
películas, el Universo es un fenómeno de encendido-apagado. La continuidad y solidez del mundo
existen sólo en la imaginación alimentada por sentidos que no pueden discernir las ondas de energía
e información que conforman el nivel cuántico de la existencia. En realidad, todos entramos y salimos
de la existencia continuamente. Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de
nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos y luego volvemos otra vez. Sólo nuestra
memoria mantiene la sensación de continuidad.
Existe una analogía que puede ilustrar este punto. Los científicos saben que los caracoles
necesitan, aproximadamente, tres segundos para registrar la luz. Imagina que un caracol me está
viendo y que salgo de la habitación y realizo una proeza en tres segundos: robo un banco y regreso.
En lo que al caracol concierne, nunca salí del cuarto; podría llevarlo a la corte y rendiría un testimonio
perfecto. Para el caracol, el tiempo que estuve fuera del cuarto caería dentro de uno de esos huecos
entre los fotogramas de la existencia discontinua. Su sentido de continuidad, suponiendo que tuviera,
simplemente no registraría el hueco de tiempo.
Así pues, la experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva
artificial, creada en la imaginación. Hay un relato zen sobre dos monjes que observan una bandera

ondear en el viento. Uno dice: «La bandera está ondeando» y el otro afirma: «No, el viento se está
moviendo». Su maestro se acerca y uno le pregunta: «¿Quién tiene razón? Yo digo que la bandera se
está moviendo; él dice que es el viento el que se mueve». El maestro contesta: «Ambos están
equivocados. Sólo la conciencia se está moviendo; cuando la conciencia se mueve, crea el mundo
con su imaginación».
La mente es un campo de energía e información. Las ideas también son energía e
información. Tú has imaginado tu cuerpo y el resto del mundo físico, al percibir el caldo de energía
como un conjunto de entidades físicas separadas. Pero ¿de dónde proviene la mente que imagina
Nivel 3: El ámbito no circunscrito

El tercer nivel de existencia es la inteligencia o conciencia. Se le ha llamado ámbito virtual, ámbito
espiritual, campo de potencial, ser universal o inteligencia no circunscrita. Aquí es donde la
información y la energía surgen de un mar de posibilidades. El nivel más fundamental y básico de la
naturaleza no es material. Ni siquiera es un caldo de energía e información; es potencial puro. Este
nivel de realidad no circunscrita opera más allá del espacio y el tiempo porque sencillamente no
existen en él. Lo llamamos no circunscrito porque no puede confinarse a un lugar. No está en ti ni
fuera de ti; simplemente es.
La inteligencia del ámbito espiritual es la que organiza el caldo de energía en entidades
conocibles. Es lo que agrupa las partículas cuánticas en átomos, los átomos en moléculas, las
moléculas en estructuras. Es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas. Puede ser
difícil asimilar este concepto. Una manera relativamente sencilla de pensar este ámbito consiste en
reconocer la naturaleza dual de tus pensamientos. Mientras lees estas palabras, tus ojos están
viendo la impresión en la página, tu mente está traduciendo la impresión a símbolos —letras y
palabras— y tratando de deducir su significado. Pero reflexiona un momento: ¿quién es el que está
leyendo?, ¿qué es esa conciencia que está detrás de tus pensamientos? Date cuenta de la dualidad
de estos procesos internos. Tu mente está ocupada decodificando, analizando y traduciendo.
Entonces, ¿quién está leyendo en realidad? Con este ligero cambio en tu atención podrás darte
cuenta de que existe una presencia interna, una fuerza que siempre vive las experiencias. Ésta es el
alma o inteligencia no circunscrita, y su vivencia tiene lugar en el nivel virtual.
Así como la información y la energía forjan el mundo físico, este ámbito no circunscrito crea y
ordena la actividad de la información y la energía. De acuerdo con el doctor Larry Dossey, exitoso
escritor y estudioso de la metafísica, los acontecimientos no circunscritos tienen tres importantes
características que los distinguen: están correlacionados de manera independiente, absoluta e
inmediata. Analicemos brevemente lo que quiere decir con esto.
El comportamiento de dos o más acontecimientos subatómicos no está determinado por las
leyes de causa y efecto; significa que un suceso no es la causa de otro, aunque el comportamiento
esté correlacionado o coordinado inmediatamente con éste. En otras palabras, parecen bailar al mis-
mo son, aunque no están comunicándose entre sí en el sentido convencional. Éste es el significado
de independiente.
La correlación entre los acontecimientos no circunscritos es absoluta, lo que significa que la
firmeza de la correlación permanece intacta, a pesar de la distancia en tiempo y espacio. Por ejemplo,
si tú y yo estuviéramos hablando en una habitación, mi voz sonaría muy diferente que si estuviéramos
en aceras opuestas en una calle. A esta distancia, mi voz sonaría mucho más débil, en el caso de
que pudieras oírme. Si estuvieras en el ámbito no circunscrito, me escucharías claramente sin
importar que yo estuviera parado a tu lado, al otro lado de la calle, a un kilómetro de distancia o,
incluso, en otro continente.
Finalmente, inmediato significa que los acontecimientos no circunscritos no requieren tiempo
de traslado. Todos sabemos que la luz y el sonido viajan a velocidades distintas y por eso vemos el
relámpago a la distancia antes de escuchar el trueno. Con los sucesos no circunscritos no hay tal
retraso, pues las correlaciones de este tipo no obedecen a las leyes de la física clásica. NO hay
señal, no hay luz y no hay sonido. No hay nada que tenga que trasladarse. Las correlaciones entre
los acontecimientos que suceden en el nivel no circunscrito o virtual, ocurren al instante, sin causa y

sin debilitarse a través del tiempo o la distancia. La inteligencia no circunscrita está en todas partes a
la vez, y puede causar múltiples efectos simultáneos en varios lugares. Es desde este ámbito virtual
desde donde todas las cosas están organizadas y sirneronizadas. Por lo tanto, ésta es la fuente de
las coincidencias, que son tan importantes para el sincrodestino. Cuando aprendes a vivir desde este
nivel, puedes cumplir espontáneamente todos tus deseos. Puedes hacer milagros.
Evidencias del ámbito virtual 

El ámbito virtual no es producto de la imaginación ni del anhelo de una fuerza universal más grande
que nosotros. Aunque los filósofos han discutido y debatido la existencia del espíritu durante miles de
años, no fue sino hasta el siglo XX que la ciencia pudo ofrecer pruebas de la existencia de la
inteligencia no circunscrita. Aunque la siguiente disertación es algo compleja, si la lees completa
estoy seguro de que tendrás la misma sensación de maravilla y emoción que sentí cuando supe de
esta investigación.
Tal como aprendimos en la clase de ciencias, el Universo está formado tanto de partículas
sólidas como de ondas. Nos enseñaron que las partículas eran los componentes básicos de todos los
objetos sólidos del mundo. Por ejemplo, aprendimos que las unidades más pequeñas de materia —
como los electrones del átomo—, eran partículas. Asimismo, nos enseñaron que las ondas como las
del sonido o la luz no eran sólidas. No había confusión entre las dos; las partículas eran partículas y
las ondas, ondas.
Lo que los físicos descubrieron, posteriormente, es que una partícula subatómica es parte de
lo que se conoce como paquete de onda. Aunque las ondas de energía normalmente son continuas,
con cimas y depresiones separadas uniformemente, un paquete de onda es una concentración de
energía.
(Imagina una pequeña pelota de estática con cimas y depresiones rápidas y marcadas que
representan la amplitud de la onda.)

ONDA
 
 


 

 
PAQUETE DE ONDA 

 
Hay dos preguntas que podemos formular sobre la partícula de este paquete de onda: 1)
¿dónde está?, y 2) ¿cuál es su velocidad? Los físicos descubrieron que podemos hacer una de estas
preguntas, pero no ambas. Por ejemplo, cuando preguntamos dónde está y circunscribimos una
onda-partícula aun lugar, entonces se convierte en una partícula. Si preguntamos cuál es su
velocidad, hemos decidido que el movimiento es el factor más importante y por tanto estamos
hablando de una onda.
De esta manera, de lo que estamos hablando, la onda-partícula ¿es una partícula o una onda?

Depende de cuál de las dos preguntas formulemos. En cualquier momento, esa onda-partícula puede
ser una partícula o bien una onda, pues no podemos conocer su ubicación y su velocidad al mismo
tiempo. De hecho, mientras no midamos su emplazamiento o su velocidad, es partícula y onda al
mismo tiempo. A esto se le conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg; se trata de uno
de los conceptos básicos de la física moderna.
Imagina una caja cerrada con una onda-partícula en su interior. Su identidad definitiva no está
determinada hasta que se le observa o mide de alguna forma. En el momento previo a la
observación, su identidad es potencial puro. Es tanto una onda como una partícula y existe sólo en el
ámbito virtual. Después de que tiene lugar la observación o la medición, el potencial se desploma y se
convierte en una entidad única, una partícula o una onda. Dado que normalmente evaluamos el
mundo a través de los sentidos, la idea de que algo puede existir en más de un estado a la vez, se
opone totalmente a lo que nos dice nuestra intuición, pero esa es la magia del mundo cuántico. Un
famoso experimento de pensamiento creado por el físico Erwin Shroedinger muestra los extraños
acontecimientos que son posibles gracias a la física cuántica. Imagina que tienes una caja cerrada
que contiene una onda-partícula, un gato, una palanca y un recipiente con la tapa suelta de comida
para gato. Si la onda-partícula se convirtiera en partícula, pondría en acción la palanca, ésta
levantaría la tapa del recipiente de comida y el gato comería. Si la onda-partícula se convirtiera en
onda, la tapa permanecería en el recipiente. Si abriéramos la caja (y por tanto hiciéramos una
observación), veríamos un recipiente vacío (y un gato feliz), o un recipiente lleno (y un gato
hambriento). Todo depende del tipo de observación que hagamos. Pero ésta es la parte que deja a la
mente atónita: antes de que veamos dentro de la caja y hagamos una observación, el recipiente está
vado y lleno, y el gato está simultáneamente satisfecho y hambriento. En ese momento, ambas
posibilidades existen al mismo tiempo. La observación es la que convierte la posibilidad en realidad.
Por increíble que suene, recientemente, los físicos realizaron un experimento que probó este
fenómeno: demostraron que un átomo cargado y no observado de berilio ¡era capaz de estar en dos
lugares al mismo tiempo!

                                                                          
Quizá lo más difícil de creer es la noción de que dos lugares distintos puede ser producto de la
percepción. En otras palabras, dos sucesos correlacionados y en dos lugares diferentes pueden ser,
de hecho, los movimientos de un solo suceso. Imagina que hay un pez en una pecera y que dos
cámaras de video están grabando sus movimientos. Las dos cámaras se ubican en ángulo recto y
proyectan sus imágenes respectivas en dos pantallas distintas, que están en otra habitación. Tú estás
sentado en esta habitación mirándolas. Observas dos peces diferentes y te sorprende que el
comportamiento de uno se correlaciona inmediatamente con el del otro. Por supuesto, tú no sabes
qué está pasando detrás de las cámaras. Si lo supieras, verías que se trata de un sólo pez. Si
colocáramos muchas cámaras en ángulos distintos y proyectáramos sus imágenes en diferentes
pantallas en la misma habitación, te sorprendería la correlación de los diferentes peces al instante.
Los grandes visionarios de las tradiciones místicas sugieren que lo que experimentamos todos
los días es una realidad proyectada, en la que los acontecimientos y las cosas sólo están separadas
en el tiempo y el espacio, de manera aparente. En el reino más profundo, todos somos miembros del
mismo cuerpo y cuando una parte del cuerpo se mueve, todas las demás son afectadas al instante.
Los científicos también proponen un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional
de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin
importar cuan distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez,
esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. La
separación puede ser sólo una ilusión. El enamoramiento en cualquiera de sus formas tiene la
capacidad de empezar a destruir esa ilusión.
Como la observación es la clave para definir a la onda-partícula como una sola entidad, Niels
Bohr y otros físicos creyeron que la conciencia era la única responsable de la mutación de la onda-
partícula. Por tanto, puede decirse que sin conciencia nada estaría definido, todo existiría sólo como
paquetes de energía potenciales o potencial puro.
Éste es uno de los puntos clave de este libro. Permíteme repetirlo porque es muy importante:
Sin la conciencia como observadora e intérprete, todo existiría sólo como potencial puro. Ese
potencial puro es el ámbito virtual, el tercer nivel de existencia. No está circunscrito; es inagotable,
infinito y abarca todas las cosas. La utilización de ese potencial es lo que nos permite hacer milagros.
Milagros no es una palabra suficientemente elocuente. Permíteme volver a la física para describir
cómo la ciencia ha documentado algunos de los asombrosos .   hechos que pueden ocurrir desde
este nivel de potencial.
Intrigado e inquieto por las posibilidades abiertas por la física cuántica, Albert Einstein diseñó

su propio experimento mental: imagina dos ondas-partículas idénticas que son disparadas en
direcciones opuestas. ¿Qué ocurre si preguntamos sobre la ubicación de la onda-partícula A y sobre
la velocidad de la onda-partícula B? Recuerda: ambas son idénticas, por lo que cualquier cálculo que
se haga sobre una, será válido para la otra, por definición. El conocimiento de la ubicación de la
onda-partícula A (que por lo tanto se ha convertido en partícula) nos indica simultáneamente la
ubicación de la onda-partícula B, que por lo mismo se convierte también en partícula.
Las consecuencias de este experimento mental, que se ha verificado matemática y
experimentalmente, son enormes. Si la observación de la onda-partícula A afecta a la onda-partícula
B, entonces hay una conexión o comunicación no circunscrita en la que se intercambia información a
una velocidad mayor que la de la luz, sin el intercambio de energía. Esto se opone totalmente al
sentido común. A este experimento mental se le conoce como paradoja Einstein-Podolsky-Rosen.
Los experimentos de laboratorio han demostrado que las leyes de la física cuántica son válidas y que
la comunicación o conexión no circunscrita es una realidad.
Permíteme intentar ilustrar la magnitud de este punto con un ejemplo que es un poco
exagerado, pero que tiene lugar en el mundo físico, por lo que sus efectos son más fáciles de
concebir. Imagina que una empresa envía simultáneamente dos paquetes idénticos, uno a mi
domicilio en California y otro a tu casa. En cada una de las cajas hay una onda-partícula
correlacionada y no observada: potencial puro. Tú y yo recibimos y abrimos los paquetes
exactamente al mismo tiempo. Justo antes de cortar la cinta y abrir las tapas, yo creo una imagen
mental de lo que quiero que contenga la caja. Cuando la abro, descubro que contiene justo lo que
imaginé: un violín. Pero ésa es sólo la mitad del milagro. Cuando tú abres tu caja, ¡también contiene
un violín! Cuando yo imaginé lo que quería que contuviera la caja, las ondas-partículas adoptaron una
forma específica, y mi imaginación afectó la onda-partícula dé tu paquete. Podríamos repetir este
experimento una y otra vez, y siempre obtendríamos el mismo resultado: 16 que yo imaginara para mí
sería igualado para ti en ese preciso instante. Y no sólo puedo influir en la forma de un grupo de
ondas-partículas, sino que, de alguna manera, éstas son capaces de comunicar a través de la
distancia entre mi casa y la tuya, la forma que están tomando a una velocidad mayor que la de la luz.
A esto se refiere la comunicación o correlación no circunscrita.

 
En una prolongación de esta investigación, también se demostró la existencia de la comunicación no
circunscrita en las personas. En el famoso experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los
científicos utilizaron un aparato llamado electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de
parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación
entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas
personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que
era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente

vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos. 
Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas,
cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con
la otra. La persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos
de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados.
Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también
mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados
de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un
nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables
en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le
sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea.
Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que
ocurre en el ámbito virtual, el nivel del espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo
ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Lo hemos
visto operar en el nivel de las partículas subatómicas —el componente básico de todas las cosas—, y
lo hemos visto conectar a dos personas en un nivel que trasciende las divisiones. Sin embargo, no es
necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. Las pruebas
están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.

jueves, 7 de mayo de 2015

CÓMO APLICAR LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA

Pondré a funcionar la ley de la. potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguien­te:


1) Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días a estar en silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces al día, aproxi­madamente durante treinta minutos por la mañana y treinta por la noche.
2) Destinaré tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo si­lencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a ob­servar una puesta del sol, o a escuchar el rui­do del océano o de un río, o sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio, y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
3) Practicaré el hábito de no juzgar. Comenza­ré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.

Primera ley del éxito: LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA

La primera ley espiritual del éxito es la ley de la potencialidad pura. Se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es potencialidad pura; es el campo de todas las posibilidades y de la creati­vidad infinita. La conciencia pura es nuestra esen­cia espiritual. Siendo infinita e ilimitada, también es felicidad pura. Otros atributos de la conciencia son el conocimiento puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la invencibilidad, la simplicidad y la dicha. Ésa es nuestra naturaleza esencial; una naturaleza de potencialidad pura.
Cuando descubrimos nuestra naturaleza esen­cial y sabemos quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque somos la posibilidad eterna, el potencial inconmensura­ble de todo lo que fue, es y será. La ley de la poten­cialidad pura también podría denominarse ley de la unidad, porque sustentando la infinita diversi­dad de la vida está la unidad de un solo espíritu omnipresente. No existe separación entre noso­tros y ese campo de energía. El campo de la po­tencialidad pura es nuestro propio yo. Y cuanto más desarrollemos nuestra propia naturaleza, más cerca estaremos de ese campo de potencialidad pura.
Vivir de acuerdo con nuestro yo, en una cons­tante auto-referencia, significa que nuestro pun­to interno de referencia es nuestro propio espíri­tu, y no los objetos de nuestra experiencia. Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo; entre ellas están las si­tuaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, y las personas y las cosas que nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al ob­jeto, buscamos constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comporta­mientos esperan constantemente una respuesta. Nuestra vida, por tanto, se basa en el temor.
Cuando vivimos según la referencia al obje­to, también sentimos una intensa necesidad de controlarlo todo. Sentimos intensa necesidad de tener poder externo. La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener po­der externo se basan en el temor. Esta forma de poder no es el de la potencialidad pura, ni el po­der del yo, o poder real. Cuando experimenta­mos el poder del yo no hay temor, no hay necesi­dad de controlar, y no hay lucha por la aprobación o por el poder externo.
Cuando vivimos según la referencia al obje­to, el punto de referencia interno es el ego. Sin embargo, el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra autoimagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la más­cara social le gusta la aprobación; quiere contro­lar, y se apoya en el poder porque vive en el temor.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, está completamente libre de esas cosas. Es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie. Y, sin embar­go, es humilde y no se siente superior a nadie, por­que es consciente de que todos los demás son el mis­mo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.
Ésa es la diferencia esencial entre la referen­cia al objeto y la auto-referencia. En la auto-refe­rencia, experimentamos nuestro verdadero ser, el cual no les teme a los desafíos, respeta a todo el mundo y no se siente inferior a nadie. Por tanto, el poder del yo es el verdadero poder.
El poder basado en la referencia al objeto, en cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe únicamente mientras exista el obje­to de referencia. Si uno tiene cierto título - si es el presidente del país o el presidente de la junta directiva de una corporación - o si tiene muchí­simo dinero, el poder de que disfruta está ligado al título, al cargo o al dinero. El poder basado en el ego dura solamente lo que duran esas cosas. Apenas desaparezcan el título, el cargo y el dine­ro, desaparecerá el poder.
Por otra parte, el poder del yo es permanente porque se basa en el conocimiento del yo, y este poder tiene ciertas características: Atrae la gente hacia nosotros y también atrae las cosas que de­seamos. Él magnetiza a las personas, las situacio­nes y las circunstancias en apoyo de nuestros de­seos. Esto es lo que se conoce también como apoyo de las leyes de la naturaleza. Es el apoyo de la di­vinidad; es el apoyo que se deriva de estar en un estado de gracia. Este poder es tal que disfruta­mos de un vínculo con la gente y la gente disfruta de un vínculo con nosotros. Es el poder de esta­blecer lazos - lazos que emanan del verdadero amor.
¿Cómo podemos aplicar la ley de la potenciali­dad pura, el campo de todas las posibilidades, en nuestra vida? Si queremos disfrutar de los benefi­cios del campo de la potencialidad pura, si quere­mos utilizar plenamente la creatividad inherente a la conciencia pura, debemos tener acceso a ella. Una manera de tener acceso al campo de la po­tencialidad pura es por medio de la práctica dia­ria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en contacto con la naturaleza también nos brinda acceso a las cuali­dades inherentes al campo: creatividad infinita, libertad y felicidad.
Practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Tener la experiencia del silencio significa renunciar periódicamente a la actividad de ha­blar. También significa renunciar periódicamen­te a actividades tales como ver televisión, escuchar radio, o leer. Si nunca nos damos la oportunidad de experimentar el silencio, esto crea una turbu­lencia en nuestro diálogo interno.
Destinemos un corto tiempo de vez en cuan­do a experimentar el silencio. O sencillamente comprometámonos a hacer silencio durante un determinado tiempo todos los días. Podrían ser dos horas, o si eso nos parece mucho, hagámoslo durante una hora. Y de vez en cuando dedique­mos un período largo a experimentar el silencio, por ejemplo todo el día, o dos días, o hasta una semana.
¿Qué sucede cuando entramos en esta expe­riencia del silencio? En un principio, nuestro diá­logo interno se vuelve todavía más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que llegan a la desespera­ción total el primer o el segundo día que se con­sagran a guardar silencio durante un período pro­longado. Súbitamente los invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que per­severan en la experiencia, su diálogo interno co­mienza a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir si el yo - el espíritu, el que decide - no desea ha­blar, y punto. Luego, cuando calla el diálogo in­terior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.
Practicar el silencio periódicamente, en el momento que más nos acomode, es una manera de experimentar la ley de la potencialidad pura. Otra manera es dedicar un tiempo todos los días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo menos durante treinta minutos por la mañana y treinta minutos por la noche. Por medio de la medita­ción aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el campo de la correlación infinita, el campo del poder organizador infinito, el terreno último de la creación donde todo está conectado inseparablemente con todo lo demás.
En la quinta ley espiritual, la ley de la. intención y el deseo, aprenderemos la manera de introducir un leve impulso de intención en este campo para que la realización de nuestros deseos tenga lugar espontáneamente. Pero primero debemos tener la experiencia de la quietud. La quietud es el pri­mer requisito para manifestar nuestros deseos, por­que en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual puede or­ganizar una infinidad de detalles para nosotros.
Imaginemos que lanzamos una piedra peque­ña en un pozo de agua y observamos las ondas que se forman. Al rato, cuando las ondas desapa­rezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en el campo del silencio puro e introducimos nuestra intención. En ese silencio, hasta la menor intención avanzará formando on­das por el terreno subyacente de la conciencia universal, el cual conecta todo con todo lo de­más. Pero si no experimentamos la quietud de la conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento, podríamos lanzar en él todo el edificio Empire State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: "Calla, y sabrás que soy Dios". Esto es algo que sólo se puede lograr a través de la meditación.
Otra manera de entrar en el campo de la po­tencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar. juzgar es evaluar constante­mente las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas. Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando, rotulan­do y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía que fluye entre nosotros y el campo de la potencialidad pura. Literalmente, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro.
Ese espacio es nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el espacio silencioso entre los pensa­mientos, la quietud interior que nos conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el es­pacio, reducimos nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
En Un curso de milagros hay una oración que dice: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda". El hábito de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con esa afir­mación. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando. Si nos pare­ce muy difícil practicar este procedimiento du­rante todo el día, entonces sencillamente digá­monos: "No juzgaré nada durante las próximas dos horas" o "Durante la próxima hora, pondré en práctica el hábito de no formar juicios". Después podremos ampliar gradualmente el tiempo.
Por medio del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la prime­ra ley, la ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuar­to componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los ele­mentos y las fuerzas de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida. Trátese de un arroyo, un bosque, una mon­taña, un lago o del mar, esa conexión con la inte­ligencia de la naturaleza también nos ayudará a lograr el acceso al campo de la potencialidad pura.
Debemos aprender a ponernos en contacto con la esencia más íntima de nuestro ser. Esa ver­dadera esencia está más allá del ego. No teme; es libre; es inmune a la crítica; no retrocede ante ningún desafío. No es inferior ni superior a na­die, y está llena de magia, misterio y encanto.
El acceso a nuestra esencia verdadera también nos permitirá mirarnos en el espejo de las rela­ciones interpersonales, porque toda relación es un reflejo de la relación que tenemos con nosotros mismos. Si, por ejemplo, nos sentimos culpables, temerosos o inseguros con respecto al dinero, al éxito o a cualquier otra cosa, estos sentimientos serán el reflejo de la culpabilidad, la inseguridad y el temor básicos de nuestra personalidad. No existe en el mundo ningún dinero o éxito que pue­da resolver estos problemas básicos de la existen­cia; solamente la intimidad con el yo podrá hacer surgir la verdadera cura. Y cuando estemos bien afianzados en el conocimiento de nuestro verda­dero yo - cuando realmente comprendamos su verdadera naturaleza - jamás nos sentiremos cul­pables, temerosos o inseguros acerca del dinero, o de la abundancia, o de la realización de nues­tros deseos, porque comprenderemos que la esen­cia de toda riqueza material es la energía vital, la potencialidad pura; y la potencialidad pura es nuestra naturaleza intrínseca.
A medida que logremos más y más acceso a nuestra verdadera naturaleza, también iremos te­niendo espontáneamente pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura es tam­bién el de la creatividad infinita y el del conoci­miento puro. Franz Kafka, el poeta y filósofo austriaco, dijo alguna vez: "No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo apren­der a estar en silencio, quieto y solitario. El mun­do se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies".
La abundancia del universo - la espléndida exhibición y riqueza del universo - es una expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada. Pero primero de­bemos dejar atrás la turbulencia de nuestro diálo­go interno, a fin de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y en­tonces crearemos la posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al mismo tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa. Esta exquisita combinación de la mente silencio­sa, ilimitada e infinita con la mente dinámica, limitada e individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa que deseemos. Esta co­existencia de los contrarios - quietud y dinamis­mo al mismo tiempo - nos independiza de las situaciones, las circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean.
Cuando reconozcamos calladamente esta co­existencia exquisita de los contrarios, nos alinea­remos con el mundo de la energía - el caldo cuántico, la cosa inmaterial que constituye la fuente del mundo material. Este mundo de ener­gía es fluido, dinámico, flexible, cambiante, y está siempre en movimiento. Pero, al mismo tiempo, es quieto, callado, eterno, silencioso y no cam­bia.
La quietud en sí constituye la potencia para crear; el movimiento en sí es la creatividad redu­cida a un determinado aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en todas las direcciones - a donde quiera que el po­der de nuestra atención nos lleve.
A donde quiera que vayamos en medio del mo­vimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de ac­ceso al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.